Andrés Díaz demuestra, desde muy joven, su vocación por las artes interpretativas. A la tierna edad de 10 años, fue seleccionado en su centro educativo como actor de reparto para un proyecto de teatro aplicado a la educación de adultos. Posteriormente, se une al grupo de teatro del C.P. Baleares, durante toda la segunda etapa de la Educación General Básica (EGB), y se dedica a investigar un teatro eminentemente gestual, inscribiéndose en el "Laboratorio Escénico" dirigido por Alberto Roque y participando en varias "Escuelas de Verano de Canarias". En estos eventos se exponían los trabajos de investigación teatral realizados, a nivel colectivo en dicho laboratorio, propiciando un espacio de diálogo sobre la aplicación del teatro en el ámbito escolar como herramienta para el desarrollo curricular.
Este recorrido teatral es un testimonio de cómo el arte escénico puede influir en la educación y enriquecer la vida de las personas. Su pasión y compromiso nos inspiran a valorar el teatro como una herramienta poderosa para la expresión, la comunicación y el aprendizaje. El teatro, más allá de sus luces y escenarios, desempeña un papel fundamental en la educación, la sociedad y en el desarrollo integral de los niños. La práctica del teatro desde temprana edad, aumenta su autoestima, ayuda a socializar y mejora la concentración. Los niños que practican teatro aprenden a expresarse, a comprender sus emociones y a relacionarse con los demás. El teatro estimula la creatividad individual y grupal desarrollando habilidades cognitivas y mejorando su capacidad de comunicación y expresión por lo que la dicción y la expresión oral se ven beneficiadas, influyendo positivamente en su desempeño académico.
En resumen, el teatro no solo es un arte escénico, sino también una poderosa herramienta educativa. Transforma la experiencia de aprendizaje, enriquece la vida de los estudiantes y contribuye a una sociedad más creativa, conectada y humana.